Cómo es el homeschooling

La educación familiar o homeschooling es mucho más compleja que aprender desde casa. Hoy en día existe una confusión entre la educación virtual y la homeschooling propiamente. Ambas ya existían hace muchos años, pero es ahora, gracias a las medidas de seguridad por la pandemia que estos términos vuelven a salir a la luz.

A partir del año 2020 se ha tenido que adaptar la educación tradicional a medios virtuales. Sabemos que cada estudiante aprende de manera diferente, y antes, con el contacto físico, parece que los maestros tenían una percepción más amplia, más humana, de las necesidades de los niños que de manera virtual; por lo cual, ahora los maestros se han convertido en especies de mentores o facilitadores del conocimiento.

Por naturaleza los niños aman aprender, lo hacen inconscientemente. En muchas ocasiones, los padres se apoyan en los maestros y en los psicopedagogos de las escuelas tradicionales porque piensan que sus hijos tienen dificultades para el aprendizaje o problemas en su conducta cuando no cumplen con los estándares establecidos. En realidad, lo que sucede es que los niños no tienen una motivación real para aprender bajo un sistema específico y ellos mismos se excluyen del proceso de aprendizaje.

Las escuelas tradicionales introducen desde muy temprano la estimulación cerebral de la zona de confort para el desarrollo integral del niño. Lo cual, a los padres siempre les ha servido de gran apoyo, porque no solo brindan conocimientos a sus hijos, sino que también se convierten en especies de niñeros que cuidan de sus pequeños mientras ellos pueden dedicarse a otras cosas como: trabajar, ir al gimnasio, descansar o estudiar una carrera universitaria.

Por muchos años te han vendido una cadena de éxito ligada al aprendizaje por mérito personal; lo que no te dijeron es que ya esta manera tradicional de aprendizaje ha quedado atrás desde hace diez años. Cuando las generaciones empezaron a abrir sus ojos y querer hacer las cosas a su manera y no a la manera impuesta por los sistemas educativos empezaron a cambiar las cosas. Pero muchos no se habían dado cuenta, hasta el boom de la educación virtual en medio de la pandemia.

Instrucciones para el homeschooling

Existen áreas cerebrales que se activan a diario dependiendo del contexto en el que vivamos, las cuales se convierten en estados mentales recurrentes, ubicados por zonas que determinan los comportamientos. Una de ellas es la zona de confort, que se relaciona con todo lo que conocemos y nos da seguridad; la cual sirve para activar nuestras rutinas diarias, prácticamente en piloto automático. También existe otra zona muy importante que nos ayuda a comprender el mundo y a tomar decisiones, llamada zona de aprendizaje.

Para poder activar la zona de aprendizaje necesitamos salir de la zona de confort, enfrentándonos al reto de entrar a situaciones desconocidas que nuestra mente cerebral puede percibir como situación de riesgo. Estos retos generalmente producen cambios en el proceso de interpretación de las ideas; lo cual posibilita el desarrollo personal y social.

La programación cerebral establecida por la sociedad tradicional ubica a las personas desde su primera infancia en una activación continua de la zona de confort; esto con la excusa de minimizar los riesgos en el aprendizaje. Sin embargo, se ha comprobado en los últimos años, que esta estrategia de enseñanza basada en requisitos y patrones regulares para alcanzar un fin, no arroja resultados satisfactorios con las demandas de desarrollo social en la actualidad.

La cadena tradicional de aprendizaje para el desarrollo personal comprende la educación por etapas; la cual se pueden esbozar en grandes rasgos como: inicial, básica, media, universitaria y especializaciones. Por tanto, se supone que este patrón garantizaba la evolución cognitiva, profesional y económica de los individuos en el marco de una sociedad protocolar y meritócrata; enfocada en las credenciales personales.

Esta cadena se ha roto por muchas causas, una de las principales es debido a el avance tecnológico. Otra causa muy evidente es el cambio de los patrones de convivencia social ocasionados por el confinamiento y los protocolos de seguridad de la pandemia.

Aunque los padres siempre han formado parte importante en la educación de sus hijos; cuando la familia entera decide o se le obliga a desescolarizarse y tiene que encargarse de la educación y formación de los niños inevitablemente tendrán que salir de la zona de confort y reprogramar patrones de aprendizaje de manera interdisciplinaria. Esto no pareciera ser sencillo a primera vista, pero la verdad es que puede llegar a ser más complejo para los padres que para los niños.

La escolarización tradicional busca segmentar a los niños en grupos por edades, sexo, condiciones sociales, condiciones culturales, étnicas o necesidades cognitivas especiales, con las mejores intenciones pedagógicas posibles. Sin embargo, estas intenciones teóricas están muy lejos de las necesidades reales actuales, porque en realidad se está des-socializando al individuo sin darse cuenta.

En un mundo globalizado, segmentar rigurosamente a los niños para garantizar su desarrollo cognitivo puede no ser tan efectivo en el aprendizaje. Claro, es más cómodo y más organizado a nivel de sistemas educativos segmentar lo más posible; pero si lo que queremos es un verdadero resultado social, la integración es vital. Ojo, te hablo de “integración” y no de “inclusión”; porque en la era de la universalización del conocimiento, la palabra incluir pierde significado.

Ese tabú de que sin escolarización no hay aprendizaje ya tiene que dejarse de lado. Para nadie es un secreto que los niños entre 8 y 12 años socializan la mayor parte de sus vidas en la escuela; dejando las actividades familiares como extras en su vida. Entonces, si nos damos cuenta, ya la familia no es el centro del aprendizaje, lo que puede causar psicológicamente una despersonalización del significado de familia y todos los valores familiares.

¿Que necesitas para el homeschooling?

Ahora, con la educación virtual, tenemos la oportunidad de retomar los valores familiares gracias a una mayor participación de los padres en cada proceso de aprendizaje. ¿Es una situación incómoda? Sí lo es, sobre todo para los padres que deben invertir mucho más tiempo en cada uno de sus hijos. Pero para los niños, psicológicamente es una ventaja, siempre y cuando sus padres o tutores estén realmente comprometidos en ayudarlos.

Lo maravilloso del homeschooling es que se enfoca el aprendizaje en la pasión de los niños; lo que ellos quieren aprender y no en la obligación curricular. Esto no quiere decir que no tienen que aprender contenidos básicos como matemáticas, sino que ese contenido básico se aprenderá a partir de actividades de su interés, y del interés familiar. Por ejemplo, si los padres son pasteleros, los niños pueden aprender fracciones ayudando a distribuir los ingredientes para hacer los pasteles.

Estas estrategias de aprendizaje son utilizadas en los salones de clases tradicionales y en las aulas virtuales como una manera de ejemplificar los ejercicios de fracciones; pero, se ha comprobado que cuando se aprenden estos temas en función de una actividad que se realiza en familia; el contenido se memoriza y se comprende mucho más fácil y rápido que si los niños ven un video explicativo o unas imágenes.

Las pasiones se pueden trasmitir más fácilmente de padres o familiares a hijos que de maestros a estudiantes. Por supuesto que los maestros pueden llegar a ser grandes inspiraciones y modelos a seguir para los niños; pero el impacto emocional y psicológico que tienen los padres o tutores en los niños siempre será mucho mayor e influyente en la activación de la zona de aprendizaje.

Encasillar los estándares de aprendizaje a un grupo por edades deja por fuera la pasión individual de cada niño. Estas pasiones activan el aprendizaje significativo y tienen realidad psicológica en función de un contexto familiar que lo prepara para enfrentarse en un futuro a un contexto social que va más allá de intereses supuestos por edades.

Los niños en la escuela tradicional viven una socialización si se quiere artificial, creada por un sistema que los condiciona y resguarda de posibles riesgos. Pero la realidad es que el aprendizaje significativo existe gracias a las condiciones de riesgo que obligan al individuo a activar su creatividad para solucionar un problema social. Este “problema social” iniciaría como un problema familiar, ya que es la familia la expresión en micro de la sociedad. Entonces, en la medida que los niños ayuden en su casa a solucionar problemas familiares, se estarán preparando para solucionar problemas sociales en el futuro.

Con la educación virtual hay que tener cuidado; porque se quiere trasladar de alguna manera el mismo sistema tradicional, pero a una dimensión virtual. Esto despersonalizará aún más el desarrollo social del niño si no se toman las medidas pertinentes para adaptar las didácticas al entorno familiar.

En muchos países, desde que empezó la educación desde casa por causa de la pandemia, se ha buscado implantar el mismo sistema educativo tradicional, pero a través de una pantalla. Ahora se ha tratado de convertir todas las prácticas educativas en videojuegos, interactividad y videoconferencias que llevan a la infoxicación de los niños.

Otra vez, se corre el riesgo de dejar de lado a la dinámica familiar como núcleo del desarrollo cognitivo e intelectual del niño. Y esta es la mayor diferenciación entre homeschooling y educación virtual: en la primera se aprende desde la pasión y los intereses familiares con propósito de solucionar dificultades, mientras que en la segunda se sigue el modelo tradicional de enseñanza, pero a partir de medios tecnológicos que se adaptan a la interactividad de grupos de estudiantes segmentados.

Consejos para el homeschooling

 

  1. Establece tus motivos. ¿Por qué has elegido este tipo de educación? Tener claro los motivos te ayudarán a organizar tu plan de aprendizaje.
  2. Activa tu propio aprendizaje. Conviértete en un autodidacta, instrúyete en contenidos y estrategias para enseñarlos a tus hijos.
  3. Infórmate sobre las leyes y requerimientos en tu país para validar la educación en casa. Es importante que conozcas los procesos legales que tienes que aplicar para poder validar la educación de tus hijos.
  4. Descubre la pasión familiar. Organiza todo el proceso de aprendizaje en función de un proyecto familiar, puede ser la actividad que económicamente sostiene a la familia, puede ser un hobby que todos practiquen o incluso puede ser orientado a algún problema de la comunidad que esté afectando a la familia.
  5. Evalúa siempre el progreso y las dificultades de tus hijos para mantener un plan de estudio flexible y adaptativo a las necesidades familiares.
  6. Elige el estilo educativo. No tienes que traer la escuela a tu casa, no necesitas un cuarto de estudio, puede ser al aire libre; recuerda, al determinar el estilo estarás definiendo los patrones de enseñanza por ti mismo.
  7. Considera los intereses particulares de tus hijos. Todo el proceso se enfoca en los intereses familiares, pero sin anular las pasiones personales de cada individuo. Descubre la pasión de cada uno y consigue la manera de hacer de estas herramientas que fortalezcan el trabajo en equipo para los objetivos familiares.
  8. Planifica tus horarios y contenidos. Es importante que lleves métricas de progreso de tus hijos por separado, la evaluación del aprendizaje debe ser continua para garantizar la efectividad del estilo educativo elegido. Puedes integrar la educación virtual con un estilo homeschooling para que no te sientas tan perdido.
  9. Finalmente, sigue tu corazón. El amor y el respeto deben ser los ejes fundamentales para toda clase de educación; deja que tu intuición como padre te guíe a enseñar a tus hijos de la manera que más lo disfruten.

 

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