¿Qué es la ecolocalización?

La naturaleza cuenta con su propio sistema de sonar, el cual es conocido como “La Ecolocalización”. Este sonar se da cuando un animal es capaz de emitir una onda de sonido, la cual comienza a rebotar contra los objetos que lo rodean, pudiendo de esta manera retornar cierta información en forma de eco. El cual termina ubicando al animal al saber que tal distante esta ese objeto del mismo, además que este mismo eco es capaz de decirle de que tamaño es el objeto.

Puede parecer un sistema de localización raro, o único, pero lo cierto es que existen más de mil especies que poseen esta capacidad. Siendo en su mayorías especies de murciélagos, todos los odontocetos y algunos pequeños mamíferos. En su mayoría, los animales que poseen ecolocalización son animales nocturnos, marinos o de madriguera, los cuales dependerán de este sistema para poder ubicar su alimento. Generalmente en entornos oscuros o carentes de buena iluminación, por lo que no pueden depender de su vista. También decir que los animales cuentan con diversos métodos de Ecolocalización, desde emitir vibraciones, hasta el batir de sus alas.

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¿Cómo funciona la ecolocalización?

Como bien dijimos, existen muchos métodos empleados por los animales para poder aplicar la ecolocalización. Por poneros un ejemplo, tomaremos a los guácharos nocturnos, y algunos vencejos. Estos animales pueden cazar en cuevas oscuras gracias a que son capaces de producir pequeños chasquidos cortos con la siringe ¿Qué es la siringe? Es el órgano vocal que poseen las aves. De esta manera ellos mismos producen un sonido, el cual se “riega” por toda la cueva, hasta eventualmente devolver los ecos al oído de las aves, y de esta manera recibir la información de las distancias, tamaños y objetos que hay en el interior de la cueva.

¿Es posible que las personas desarrollemos algún tipo de ecolocalización? Esto puede parecer una idea de cierta manera “fantasiosa”, más aun si tomamos en cuenta personajes de la ficción como Dare Devil, el cual es un súper héroe ciego que emplea la ecolocalización para poder luchar contra el mal. Y si bien es cierto que algunas personas pueden ecolocalizar chasqueando la lengua, no es un comportamiento muy común, pero es posible.

Las batiseñales de los murciélagos.

Si tuviésemos que elegir un animal que fuese representativo de la ecolocalización, ese sin duda alguna serían los murciélagos. Estos animales son capaces de perseguir sus presas empleando este mismo sistema de sonar, y son tan agiles que lo pueden hacer en pleno vuelo.

Una gran parte de los murciélagos, como lo es el caso del pequeño murciélago ribereño, emplean la ecolocalización contrayendo los músculos de la laringe, pudiendo de esta manera poder emitir diferentes sonidos, los cuales son imperceptibles por el oído humano. Aunque claro, las vocalizaciones que ejecutan los murciélagos varían mucho según la especie de la que estemos hablando. Esto es importante tenerlo en cuenta porque es la manera en la que los propios murciélagos se distinguen de otros a su alrededor. Además, las vocalizaciones de estas especies también varían según el entorno y el tipo de presa que pretenden capturar. Un ejemplo de esto se da con los murciélagos europeos, los cuales “susurran” en presencia de polillas, para que no los detecten.

Aunque claro, si tenemos cierto conocimiento mínimo de evolución, sabremos que la madre naturaleza siempre termina dotando a las especies de ciertas contramedidas. En el caso de las polillas, estas han desarrollado sus propias defensas ante la ecolocalización de los murciélagos. Un ejemplo de esto lo vemos con la polilla tigre, la cual flexiona el órgano timbal a ambos lados de su torax, pudiendo de esta manera reproducir chasquidos. Estos chasquidos interfieren directamente con el sonar de los murciélagos, por lo que los mantienen a raya.

Las ondas de sonido en el mar.

Como seguro sabéis, en el océano el sonido es capaz de viajar cinco veces más rápido que por la superficie. Lo que significa que la ecolocalizacion se vuelve una estrategia lógica dentro del océano. Y es de hecho allí donde resulta más común encontrarnos con especies que empleen esta técnica. Por ejemplo, los delfines, y otros odontocetos como la beluga, son capaces de empelar la ecolocalizacion con la ayuda de un órgano especializado, el cual tiene como nombre bursas dorsales. Estos se encuentran ubicados en la parte superior de la cabeza, muy cerca del espiráculo.

Además, muchos cetáceos cuentan con un depósito graso situado en esa misma zona, y se le ha denominado como melón. Este disminuye la resistencia a las ondas del sonido, entre el cuerpo del cetáceo y el agua, lo que permite aclarar el sonido.

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De esta manera concluimos con la redacción de esta entrada, esperamos que el tema haya sido de vuestro agrado e interés. Si queréis leer más artículos relacionados, considera visitar: Cómo localizar un móvil.

 

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